Lovefool Alina

Nunca en su vida había probado la piel de un hombre, ni siquiera había unido sus labios con otros permaneciendo pura gracias a un milagro más que a nada debido a las condiciones en las que vivió, hasta el dia de hoy se preguntaba porque no la habían convertido en una esclava sexual al tener a tantos Pokémon sirviendo para tales fines. Es por ello que el aroma del peliverde le estaba volviendo loca, el calor que desprendía su piel y la suavidad de sus gemidos, los cuales era obvio que intentaba ocultar con fuerza, eran música para sus oídos. Esta se esforzó más en introducir su miembro dentro de su boca sin dejar de moverse, dejando que sus instintos salvajes hicieran de las suyas a pesar de estarse controlando por ser también su primera vez. Era inexperta, pero estaba feliz de poder compartir esa experiencia con el mayor, mismo que ya consideraba como suyo y nada le haría cambiar de opinión.

Cuando sintió que estaba por venirse aumento la velocidad de sus manos, masturbandole sin piedad para sacar el erecto miembro de su boca justo cuando iba a eyacular,con sus mejillas rojas por la pasión sacó la lengua con la boca abierta sin dejar de mover sus manos de arriba a abajo para exprimir cada gota de semen que salió disparado contra su rostro. Gimió de forma suave al sentir el líquido espeso caer contra sus delicadas facciones, saboreando todo lo que caía dentro de su boca mientras dejaba caer sus párpados con solo el rostro avergonzado de su héroe grabado en sus memorias. Se sabore, relamiendo sus labios y chupando sus dedos una vez este se tiró al agua para recuperar el aliento, pero no había terminado con él, aun quería hacerlo sentir mejor y descubrir cada pequeña expresión que podía darle.

— Aquiles-sama… ¿Hice un buen trabajo — Murmuró para acurrucarse contra el mayor mientras le rodeaba por el cuello y acercaba sus rostros quedando a tan solo centímetros de juntar sus labios. — Me gusta su sabor… ¿Me darás algo por hacerlo bien? — Con las yemas de los dedos acarició su cuello, cerrando sus ojos para brindarle un beso y permitir que este también disfrutara de lo que acababa de degustar, empujando su lengua entre sus labios para volver de esa unión algo mucho más pasional en el primer acto. Seguía siendo algo torpe, pero su libido estaba en las nubes en esos momentos, no se iba a detener tan fácil.

Siguio con ese beso hasta quedarse sin aliento, bajando su rostro de inmediato para morder el cuello del peliverde y dejar una marca de sus dientes, cambiando ahora a besos y lamidas, dejando que los chupetones y saliva fuese evidente para cualquiera que osara a tocarlo en el futuro. Su cola seguía moviendose de un lado a lado, su trasero se meneaba junto a esta y su pecho fue a rozar el ajeno dejando que sintiera sus pezones erectos tras la delgada tela de su vestido.